
El derecho a informar libremente.

Desacreditar a los periodistas y medios que señalan el genocidio en Gaza al presentarlos como antisemitas amenaza con erosionar las bases de los estudios sobre genocidio, que buscan definir, prevenir y reconstruir la historia de estos horrores. Sugerir que este esfuerzo se motiva por el odio y los prejuicios vinculados al Holocausto es moralmente inaceptable y fomenta el negacionismo y la impunidad.
Cuando quienes han dedicado sus vidas a la memoria del Holocausto ignoran las acciones genocidas de Israel, debilitan los principios que han defendido: la dignidad humana, el respeto al Estado de derecho y la necesidad de evitar que la inhumanidad guíe las acciones nacionales. Temo que, tras el genocidio en Gaza, la enseñanza y la investigación sobre el Holocausto se vean comprometidas. El uso del Holocausto por parte de Israel para justificar crímenes podría hacer que el estudio del Holocausto regrese a ser una preocupación marginal, antes de encontrar su lugar como lección universal.
Igualmente preocupante es que el estudio del genocidio en general no resista las acusaciones de antisemitismo, dejando a la comunidad académica vulnerable en un contexto de creciente intolerancia y autoritarismo. La única esperanza radica en que una nueva generación de israelíes enfrente su futuro sin recurrir al Holocausto como justificación para la inhumanidad. Aprender a vivir sin esta sombra puede, a largo plazo, permitir a Israel avanzar de una manera más saludable y menos violenta.