
De la vulnerabilidad a la independencia, apoyo, capacitación y empoderamiento

El programa Profem, o Programa de Fortalecimiento Femenino, se ha establecido en Uruguay como una iniciativa clave para apoyar a mujeres trabajadoras sexuales, tanto cisgénero como transgénero, en su deseo de abandonar la actividad y explorar nuevas oportunidades.
¿Cómo surge el proyecto Profem?
“Este proyecto surgió en 2020, durante la pandemia, en respuesta a las crecientes solicitudes de apoyo por parte de mujeres, especialmente aquellas provenientes del interior del país, que enfrentaban circunstancias de vulnerabilidad extrema”. Explicó una integrante de la Red de Mujeres a Contracorriente. Fue en ese contexto que el colectivo “Otra”, liderado por Karina Núñez, contactó a la asociación, y juntos coordinaron la distribución de recursos esenciales como canastas de alimentos a través de transferencias a almacenes y supermercados locales.
Con el paso del tiempo, las mujeres expresaron su interés en dejar el trabajo sexual y reiniciar estudios o capacitarse en áreas nuevas. En respuesta, la Red de Mujeres inició un programa de capacitación adaptado a las limitaciones tecnológicas de las participantes, quienes en su mayoría solo disponían de teléfonos móviles para conectarse a las clases virtuales. A través de videollamadas, se impartieron lecciones de matemáticas y lengua, y el programa también puso énfasis en el apoyo emocional y social. “Muchas de estas mujeres son madres solteras o jefas de hogar que dejaron los estudios por diversas razones, y es fundamental darles un espacio seguro donde puedan expresarse y recibir acompañamiento”, comentaron desde la organización.
Apoyo de la Intendencia de Montevideo y la Casa de las Ciudadanas
Hacia finales de 2021, el proyecto tomó un carácter más formal con el apoyo de la Intendencia de Montevideo y la Casa de las Ciudadanas. En este espacio, las participantes recibieron capacitación en derechos laborales y personales, enfatizando la importancia de la educación y el trabajo formal. “Les enseñamos a armar currículums, a buscar empleo, y las orientamos para enfrentar entrevistas laborales. Sabemos que es un proceso desafiante, por eso también tenemos un equipo de psicólogas que brinda apoyo clínico y laboral”, afirmaron las coordinadoras del programa. Este enfoque integral, que escucha y atiende las inquietudes de las participantes, ha logrado un cambio significativo en la vida de muchas mujeres. Las mismas, han adquirido la confianza necesaria para integrarse en el mercado laboral formal.
Dificultades en el camino
Para las mujeres que lograron dejar el trabajo sexual completamente, el proceso de adaptación no ha estado exento de dificultades. “Pasar de ingresos diarios a un sueldo mensual requiere un cambio de mentalidad y de organización personal que no es fácil”, expresaron desde la Red de Mujeres. Aunque algunas no lograron completar el programa, aquellas que perseveraron se destacaron por su constancia. La estructura del programa, organizada en ciclos de nueve meses, permite adaptarse a las distintas necesidades individuales y ofrece apoyo continuo a través de grupos de comunicación en WhatsApp.
El programa ha dejado una marca en cada participante, enseñándoles aspectos básicos del trabajo formal, como la gestión de un recibo de sueldo y el concepto de presentismo. Muchas mujeres lograron emplearse por su propia iniciativa, ganando confianza en sí mismas y motivación para seguir estudiando y capacitándose. “Hay participantes que, aunque no han completado el proceso, siguen en contacto, y aquellas que ya están avanzadas ayudan a las nuevas integrantes, generando una red de apoyo entre ellas mismas”, mencionaron las organizadoras.
Profem también ha trabajado con el colectivo trans (CTU), dirigido por Collette Richard, incluidas aquellas que estuvieron privadas de libertad, lo que permitió que quienes tenían estudios previos los retomaran y se embarcaran en nuevos proyectos de vida.
Financiamiento del programa
El financiamiento del programa es principalmente autofinanciado, gracias a las contribuciones de las socias y donaciones esporádicas de personas y organizaciones rurales. Sin embargo, la Red de Mujeres no cuenta con financiamiento estatal constante.
“Nos sostenemos mediante cuotas de las socias, actividades de recaudación y aportes voluntarios. Durante la pandemia, logramos formalizar las clases y demás actividades, pero el compromiso del equipo es voluntario. Sabemos que sin un apoyo estable resulta complejo mantener el ritmo”, destacaron.
Cabe aclarar que el enfoque del programa no es forzar a las mujeres a abandonar el trabajo sexual. En cambio, se les proporcionan herramientas para que lo hagan cuando estén listas. Hasta la fecha, alrededor de 20 mujeres han logrado dejarlo por completo, mientras que muchas otras han reducido su exposición y han comenzado a explorar otras opciones.
Cómo se accede al programa de Profem
La admisión al programa se realiza a través de recomendaciones de mujeres beneficiarias y no por llamados públicos, debido a la falta de recursos. Colaboran, sin embargo, con la Intendencia de Montevideo y otras organizaciones locales que refieren posibles beneficiarias. Durante los primeros meses de trabajo formal, se brinda apoyo económico inicial para cubrir boletos de transporte y necesidades básicas. Permitiendo que las participantes puedan adaptarse sin obstáculos financieros significativos.
El costo estimado del programa por persona es de aproximadamente 30.000 pesos, una cifra que varía según las circunstancias de cada participante. Estos fondos cubren necesidades esenciales como alimentación y transporte, lo que permite que las mujeres inicien sus nuevos trabajos sin mayores dificultades.
Además, el programa opera en ciclos anuales, de marzo a noviembre, y en ocasiones algunas mujeres consiguen trabajos temporales, conocidos como “trabajos de puente”, en áreas como cuidados y comercio. Lo que les permite estudiar mientras trabajan. Para quienes no pueden asistir a las capacitaciones debido a sus horarios laborales, se coordinan sesiones en sus momentos libres. Ofreciéndoles formación en habilidades blandas y comunicación, de modo que puedan integrarse mejor al entorno laboral y social.
Profem también apoya a las participantes interesadas en emprender, brindándoles conocimientos sobre finanzas y administración. “Un ejemplo es una de nuestras participantes que estudió panadería y está iniciando un emprendimiento de venta de roscas”, compartió una de las voluntarias.
Además, se han habilitado espacios de cuidado infantil en la Casa de las Ciudadanas. Permitiendo que las madres puedan asistir a las capacitaciones mientras sus hijos son atendidos en un ambiente seguro. La formación incluye aspectos económicos fundamentales, como la elaboración de presupuestos y el manejo de recursos financieros. Las participantes aprenden a separar gastos, planificar inversiones y gestionar recursos para desarrollar sus emprendimientos, todo bajo la guía de una docente de contabilidad.
El programa Profem se ha consolidado como un pilar de apoyo para mujeres en situación de vulnerabilidad. Brindándoles herramientas prácticas y emocionales para transformar sus vidas y acceder a mejores oportunidades laborales. En palabras de una de las coordinadoras, “es un compromiso de la Red de Mujeres empoderar a cada una de ellas, desde la educación hasta el apoyo emocional y la promoción de iniciativas de emprendimiento”. Este esfuerzo, sostenido con recursos autofinanciados y el respaldo de la comunidad, evidencia la resiliencia de sus participantes y el incansable trabajo del equipo.