
Abreu: “Necesitamos más sinceridad en la apertura comercial”

El secretario general de la Aladi, Sergio Abreu, advirtió sobre el peligro de la incidencia de la desigualdad y el narcotráfico en América Latina.
Para el secretario general de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), Dr. Sergio Abreu, Uruguay está en inmejorables condiciones para dar un salto cualitativo y transformarse en un país desarrollado, el primero de América Latina.
Sin embargo, advirtió que a nivel global hay factores como la desigualdad y el narcotráfico que tienen muchísima incidencia y pueden obstaculizar el logro de esos objetivos.
“Trabajar en conjunto en ese modelo de desarrollo está muy bien, pero dicho modelo no puede estar aislado de ninguno de los temas que hoy son de carácter global o regional, con la gravedad que tiene y se manifiesta”, afirmó Abreu, en entrevista con El Explorador.
Sobre el narcotráfico, Abreu expresa que aportará una cifra más que impactante. Según información recopilada por la propia Aladi, el narcotráfico mueve en América Latina 600.000 millones de dólares al año. Casi como el PIB de la Argentina (cifras de 2023). La tercera parte que el PIB de México y poco más de la tercera parte del PIB de Brasil.
El excanciller planteó que en la actual coyuntura internacional es clave para países como Uruguay definir sus políticas de mediano plazo en materia de inserción, comercio, desarrollo, políticas públicas “que no sean exclusivamente una expresión de un nacionalismo aislado” y remarcó que en estas áreas “es muy importante encontrar algunos acuerdos”.
Uruguay, afirmó Abreu, “tiene que ser un modelo de seguridad jurídica, de principios del derecho internacional, no de alineamiento de carácter puntual con uno o con otro sino ser la referencia, como lo fue durante muchos años, en formación, movilidad social, enseñanza y obviamente en competencia en todos los centros de enseñanza”.
Se ha planteado en campaña electoral, como objetivo, la posibilidad de transformación de Uruguay en el primer país desarrollado de Latinoamérica. Para usted Abreu, ¿Ese objetivo es posible desde tu punto de vista?
Es posible sí, porque Uruguay tiene una larga tradición. Por ejemplo, en materia de empleo informal, el promedio que existe en toda América Latina, la más desigual del planeta, vamos a empezar por ahí, es del 54%. Hay países como Bolivia, que tiene el 83%. Perú el 70%, y el Uruguay tiene el nivel más bajo de índice de empleo informal, que es el 22%.
Lo que tiene que desarrollarse es la actividad, la educación que comienza a formar a las nuevas generaciones en los nuevos modelos de productividad y exigencia laboral. Pero ese desarrollo tiene que estar mirado también con una visión que está más allá de lo que es el territorio nacional.
Por ejemplo, en este momento, las cifras que yo manejo en Aladi son: 600.000 millones de dólares anuales operados por el narcotráfico en América Latina. Y tenemos que representamos el 9% de la población del mundo y tenemos la tasa más alta de homicidios del planeta.
Es decir, que esos temas ya no quedan exclusivamente en el territorio nacional. Porque ahí tenemos aspectos del crimen organizado, del narcotráfico, ya lo estamos viendo en todas sus expresiones, que no pueden quedar reducidas exclusivamente a un modelo de desarrollo. Es decir, autónomo, porque van a incidir enormemente. El tema de la inseguridad o de esos aspectos hoy los estamos viendo con esta dimensión. Trabajar en conjunto en ese modelo de desarrollo está muy bien. Pero dicho modelo no puede estar aislado de ninguno de los temas que hoy son de carácter global o regional, con la gravedad que tiene y se manifiesta.
Ud. Abreu siempre ha hecho especial hincapié en lo social, además de lo económico, como dos aspectos indisolublemente ligados.
Exactamente. Acá el gran tema del desarrollo. Y esto lo señala el reciente ganador del premio Nobel de Economía, el señor Robinson, quien es un experto en Latinoamérica, es la gran lucha contra la desigualdad. Y la desigualdad está en una herencia colonialista. Una herencia no tanto en el Uruguay, sino de explotación indígena y de la mujer en muchas sociedades.
Pero también es ese tema de la desigualdad. La desigualdad es el principal elemento que tenemos que atacar. Y eso es educación, valores, y política de carácter nacional y también de carácter regional. Pero yo creo que lo crucial es el tema educativo, porque la inclusión social empieza desde la formación. Es decir, uno podrá creer o tener una religión, ese es otro tema.
Formación apuntando al mercado laboral hoy muy cambiante, por ejemplo en materia digital.
Sí, porque a la formación del niño de hoy, del joven de hoy, debemos ponerla al día con las exigencias que va a tener el mercado laboral en materia digital, o en materia de formación de otra naturaleza. Tenemos por ejemplo un índice muy alto de deserción, que es el otro tema.
Entonces todo eso significa favorecer la micro, pequeña y mediana empresa. Que no es un discurso. Hay que crear las cadenas de valor, trabajar en conjunto, pero siempre el tema es el mediano plazo.
Es decir, lo que nosotros podemos expresar. Por ejemplo, es si yo voy a solucionar este problema en cuatro o cinco años, porque ya lo vivimos con presidentes. Uno decía la reforma del Estado, otro dijo la educación, otro decía esto, sí, sí, pero eso no puede quedar acotado. Sobre todo en este momento regional.
Nosotros tenemos que buscar los pasos de frontera. Todo lo que sea una dinamización del comercio, de la relación de los pueblos del interior, la cuenca de la Laguna Merín, la Hidrovía, los servicios, todo eso está muy vinculado al empleo. Pero el empleo también tiene que tener una respuesta en capacitación y habilidad del que quiere ingresar al mercado laboral.
¿Por qué se mantiene bajo el comercio intrazona en América Latina?
Ese es un tema muy difícil de manejar, porque acá lo que tenemos que evitar es, de un lado y del otro, las sociedades ideológicas. Eso ya está superado. ¿Por qué? Porque hoy todos los que hablan de integración ninguno se hace cargo de que solamente comerciamos el 12% intra-Aladi, entre 13 países. Pero además tampoco nadie dice que, sin perjuicio de la orientación ideológica de los distintos países. Por ejemplo México tiene una zona de libre comercio con Estados Unidos, con Europa, todo el Pacífico también, con China ya hay tres o cuatro países, y zonas de libre comercio. Es decir, esos son temas que compiten con el mercado interno o con el mercado regional.
¿Y hacia dónde conducirían todos estos problemas de integración, Abreu?
Vamos a tener una brecha productiva. Una brecha digital en formación y una brecha social. Que hoy es precisamente sobre lo que hace hincapié el premio Nobel acerca de la desigualdad que tenemos que, vuelvo a insistir, es la más alta de todo el planeta.
Uruguay es otra realidad, porque cada uno es hijo también de su geografía. Pero Uruguay también tiene que ser un modelo de seguridad jurídica, de principios del derecho internacional. No de alineamiento de carácter puntual con uno o con otro. Sino ser la referencia, como lo fue durante muchos años, en formación, movilidad social, enseñanza, y obviamente en competencia en todos los centros de enseñanza. Pero sobre todo en el interior del país, enseñanzas específicas, modernas, la UTEC, por ejemplo, no aquello ya del viejo modelo de “Mi hijo el doctor”. Acá tiene que ser el joven preparado para poder tener un trabajo de acuerdo a las exigencias laborales.
¿Cuál podría ser para usted un ejemplo?
Para mí el ejemplo más claro es el tema digital. Ya los jóvenes digitales no trabajan, se van, si uno quiere hablar de ocho horas, trabajan todos híbridos, afuera. Todo eso es un proceso irreversible. Esa brecha digital va a ser, el gran desafío que tiene la modernidad y sobre todo la educación. Que nada tiene que ver con los temas ideológicos. Tiene simplemente que ver con el bienestar, no es un tema de prosperidad, que puede ser también de bienestar, para evitar esa brecha social que cuando no se llena adecuadamente termina hipotecando o comprometiendo la paz social.
¿Cómo está viendo Abreu el proceso Mercosur-Unión Europea? ¿Finalmente piensa que puede alcanzarse un acuerdo?
Yo sé porque lo firmé como canciller hace 25 años, un poco más, aquí es un tema comercial. La cooperación política y todo lo demás, pero es un tema que va hoy de la mano precisamente del nuevo multiorden mundial que se está planteando. Porque en realidad lo que sí está pendiente es el tema de la política agrícola.
Europa, incluso la propia Organización Mundial de Comercio, en su artículo 71, todavía ni siquiera ha solucionado el proteccionismo europeo en materia de aranceles, subsidios y apoyos directos.
Es decir, todo lo que es excusa, que también puede valer, el tema ambiental y todo lo demás, es parte de un viejo modelo de proteccionismo europeo que está viendo con preocupación la capacidad que tiene de desarrollar la cadena agropecuaria de los países del Mercosur en particular. Así que, la verdad es que, si hubiera voluntad política, no habría problema. Lo que hay es discurso político, nada más.
Entonces, también el Mercosur tiene que sincerarse en todos sus aspectos, sobre todo en materia de zonas de libre comercio, completarla, el arancel externo común está perforado y es el doble del arancel externo global mundial.
Ahora tenemos la incorporación de Bolivia. Nosotros no es que no necesitemos más socios, necesitamos más sinceridad en la apertura comercial y en el manejo de las asimetrías, refiriéndome a Brasil y Argentina.
Ahora, este es otro tema más difícil, porque políticamente hoy el gran drama que tenemos en general es que las diplomacias presidenciales se utilizan con adjetivos. Empiezan a descalificarse, uno al otro, se insultan y bueno, de ahí para abajo, los presidentes no se toman en cuenta. El otro día, cuento esto porque el presidente del Paraguay, que lo dijo, estuvo en la transmisión del mando en México, hubo un almuerzo de presidentes y le dijeron “usted no viene porque usted no es parte del foro de Puebla”. Entonces, creo que ahí tenemos que estar mirando las cosas de forma distinta, de un lado y del otro. Pero si no construimos armonías en el nuevo mundo como se está planteando, nuestro destino va a ser la irrelevancia en materia de infraestructura, competitividad.