
Tryolabs: la empresa uruguaya con soluciones de IA a medida reconocida internacionalmente

Lo que comenzó en un garage uruguayo en 2009, con tres socios y una fuerte pasión por el machine learning, hoy es una compañía de casi 100 personas que trabaja con empresas globales y se posiciona como aliada estratégica de gigantes como Google. Así nació y creció Tryolabs, una empresa pionera en soluciones de inteligencia artificial que ha llevado el talento uruguayo al escenario internacional.
Alan Descoins supo desde muy chico que su destino estaba ligado a las computadoras. A los doce años ya programaba de forma autodidacta y experimentaba con la tecnología. Esa pasión temprana se convertiría en el eje de una trayectoria profesional marcada por la curiosidad, la perseverancia y el liderazgo.
Ingeniero en Computación por la Universidad de la República, Descoins inició su carrera como desarrollador y luego asumió distintos roles técnicos hasta convertirse en CTO de Tryolabs, empresa que hoy lidera como CEO. Lo que comenzó hace quince años con un equipo de tres personas, hoy se ha transformado en una compañía con casi cien colaboradores, especializada en soluciones de inteligencia artificial para empresas globales.
Descoins se define como un “nerd de toda la vida”, convencido de que dominar la tecnología permite potenciar cualquier otro campo del conocimiento. Su historia personal es reflejo de cómo la pasión por aprender y crear puede convertirse en motor de innovación y crecimiento sostenido.
En los inicios, hablar de IA no era común. El término utilizado era el machine learning, y en Uruguay las oportunidades para quienes querían dedicarse a esta área en la industria eran prácticamente inexistentes.
“Si quería trabajar en esto, tenía que irme del país”, recuerda Alan Descoins.
Fue esa falta de oportunidades lo que motivó la creación de Tryolabs: demostrar que desde Uruguay se podían hacer soluciones innovadoras y exportarlas al mundo. Al principio, el desafío era doble, es decir, construir una empresa desde cero y convencer a los clientes de por qué necesitaban IA.
“Hoy los clientes llegan sabiendo que quieren IA, aunque no siempre sepan para qué o cómo”, cuenta Alan Descoins. En aquellos años, sin embargo, había que explicar desde cero qué era el aprendizaje automático y cómo podría impactar en las decisiones empresariales. La apuesta por el mercado estadounidense fue clave. En un momento donde era poco común que empresas uruguayas exportaran servicios tecnológicos a EEUU., Tryolabs lo logró. “Fuimos uno de los primeros casos de éxito latinoamericanos en facturar a gran escala vendiendo IA en Estados Unidos”, destaca Alan Descoins. Entre los hitos, se encuentra la victoria en una hackathon global organizada por Allianz en 2019. “Competimos contra equipos del mundo entero, dormimos siete horas en cuatro días… y ganamos”, cuenta con orgullo Alan Descoins. Más allá del reconocimiento, esa experiencia dejó una lección fundamental: “Nos dimos cuenta de que no tenemos nada que envidiar a nadie”. explica Alan Descoins.
Lo que marca la diferencia en Silicon Valley no es el talento (que también existe en Uruguay), sino el ecosistema: acceso a capital, cultura de riesgo y un entorno que favorece la innovación.
“En Uruguay somos más conservadores, pero trabajar con startups de allá nos enseñó a movernos rápido, a fallar rápido y a escalar rápido”, reflexiona Alan Descoins. Hoy Tryolabs se define como una empresa que diseña, construye y escala soluciones de inteligencia artificial a medida. No compite contra los gigantes tecnológicos como Google o Amazon, sino que se apalanca en ellos. “Google te da el martillo, nosotros lo usamos para clavar los clavos y armarle el mueble al cliente”, explica Alan Descoins.
Son partners de Google Cloud y eso les permite construir soluciones concretas sobre bases tecnológicas robustas. El equipo de Tryolabs es global, han aprendido que el verdadero valor de una solución no está en la demo llamativa, sino en su capacidad de generar impacto real en producción.
“Nos enfocamos tanto en resolver problemas técnicos como en acompañar el cambio en las organizaciones. Si la gente no entiende una solución, no la va a usar, por más buena que sea”. Innovar, sí, pero con responsabilidad. Lo deja claro: “Estamos totalmente conscientes de los riesgos y de las consideraciones éticas que implica el uso de esta tecnología”, explica Alan Descoins.
Tryolabs trabaja con empresas de Estados Unidos y ha desarrollado soluciones que ahorran millones de dólares a sus clientes. Sin embargo, no todos los proyectos son aceptados. La empresa ha definido una política interna que les permite identificar nichos o casos de uso donde prefieren no involucrarse.
“En ciertos problemas preferimos decir que no. Directamente, no nos metemos”, afirma Alan Descoins.
En un mercado donde muchas compañías tecnológicas se lanzan con entusiasmo hacia cualquier aplicación de IA, Tryolabs marca la diferencia al ejercer un criterio selectivo.
“Nos han llegado proyectos con mucho hype detrás, como detección de emociones a través de video o estimaciones de género basadas en imágenes. En esos casos, les decimos a los clientes: ‘Esto no anda tan bien y además puede generar discriminación’”, explica Alan Descoins.
Ese enfoque cauteloso va más allá de la tecnología. La empresa también se encarga de advertir a sus clientes sobre las implicancias sociales y éticas de lo que quieren construir.
“Si vemos que hay riesgos, les levantamos las banderas. Les decimos: mirá, esto puede generar problemas”, detalla Alan Descoins.
Otro eje clave en el enfoque ético de Tryolabs es el tratamiento responsable de los datos
“Tenemos muchos controles sobre cómo asegurarnos de que los datos privados no se expongan”, comenta Alan Descoins. La automatización y sus consecuencias laborales es uno de los temas más sensibles en torno a la IA. Descoins no elude el tema.
“Sí, hemos desarrollado soluciones que han desplazado algunos trabajos, pero no en el sentido negativo. Las personas afectadas hoy están haciendo cosas más creativas, menos repetitivas. Están contentas”, asegura Alan Descoins.
“Si vos creías que tu trabajo era ir con la guadaña a la tierra, sí, te lo desplazó. Pero si pensás que tu trabajo es cosechar, entonces hoy podés hacerlo más rápido y con menos esfuerzo”, explica con una analogía Alan Descoins. “La IA permite que seamos más productivos como humanidad”.
Las soluciones desarrolladas por Tryolabs no se quedan en la teoría. En la práctica, han permitido a grandes empresas ahorrar cifras millonarias.
“Tenemos proyectos que han generado decenas o cientos de millones de dólares en ahorro o ingresos extra para nuestros clientes. A veces con un pequeño cambio en un proceso clave en empresas grandes, la diferencia es enorme”, cuenta Alan Descoins.
Un caso ejemplar es el de The RealReal, un retailer de lujo con sede en San Francisco que comercializa artículos de segunda mano. Tryolabs trabaja con esta empresa desde 2018 y ha liderado más de 25 iniciativas de IA.
Entre las soluciones se encuentra: la generación automática de descripciones de productos a partir de imágenes, el ajuste dinámico de precios, la recomendación personalizada en el sitio web y el retoque automático digital de fotos. Uno de los desarrollos más avanzados es un sistema de autenticación para artículos de lujo, como carteras Louis Vuitton.
“El gran cuello de botella era que necesitaban gemólogos para verificar si cada una de las carteras era falsa. Hoy tenemos modelos que identifican los lugares donde hay más probabilidades de falsificación y, en base a eso, derivan las carteras sospechosas al experto. El resto pasa directamente.”, explica Alan Descoins.
Lo que antes era inabordable para una mente humana (analizar miles de variables para cada producto, todos los días), hoy se vuelve operativo y rentable gracias a la IA.
Pero todo avance técnico debe evaluarse también desde lo humano
En un mundo donde la inteligencia artificial muchas veces se asocia con pérdida de empleos, manipulación de datos o decisiones automatizadas sin transparencia, Tryolabs ofrece una narrativa alternativa: la de la IA como herramienta de apoyo, no de reemplazo. Una tecnología desarrollada con rigor técnico, pero también con sensibilidad ética.
Uno de los proyectos más emblemáticos y recientes de Tryolabs es el que llevan adelante con The Nature Conservancy (TNC), una de las organizaciones no gubernamentales más grandes del mundo dedicada a la conservación de ecosistemas.
El objetivo del proyecto es contribuir a una pesca sustentable a través de un sistema de monitoreo basado en inteligencia artificial que permite identificar en tiempo real tanto las especies pescadas como las que deben ser descartadas (captura incidental).
“El problema es que muchas veces los capitanes de barco reportan mal las cifras de pesca y descarte, y eso contribuye a la sobrepesca, que afecta a más de un tercio de las poblaciones pesqueras del mundo”, explica. Tryolabs y TNC están desarrollando un sistema con cámaras que graban el momento en que los peces son subidos a bordo y un algoritmo de visión por computadora que no solo detecta el pez, sino que realiza su seguimiento y clasifica la especie. Así obtenemos métricas independientes de lo que reporta el capitán, lo que hace mucho más eficaz el control”, agrega Descoins.
El sistema tiene otra ventaja decisiva: permite el monitoreo en tiempo real. El proceso de monitoreo electrónico tradicional puede demorar meses, con discos duros enviados a especialistas que revisan manualmente el material. Hoy, con las cámaras conectadas a internet y dashboards de visualización, se puede actuar de inmediato. Esto no solo impulsa el cumplimiento regulatorio, sino que también democratiza la tecnología.
“Estamos trabajando con TNC para que este sistema sea open source y cualquier pescadería del mundo pueda implementarlo”, afirma Descoins.
Pero este no es el único ejemplo donde Tryolabs aplica la IA para causas sociales y ambientales. La empresa también colaboró en un proyecto de detección temprana de incendios forestales mediante visión computarizada.
“Trabajamos con una startup que instalaba cámaras en zonas de alto riesgo como California y Australia”, relata Descoins.
Los algoritmos desarrollados por Tryolabs permiten identificar focos ígneos apenas emergen, observando señales mínimas de humo que podrían pasar inadvertidas para el ojo humano. “En los primeros minutos es clave actuar y, si uno demora 15 minutos, ya es muy tarde. Este tipo de soluciones pueden salvar vidas”.
En cuanto al futuro, Descoins ve un horizonte de expansión constante. Aunque Tryolabs ha estado enfocado históricamente en el mercado estadounidense, hoy están creciendo también en Latinoamérica, apoyados por aliados como Google.
Uno de los aspectos más distintivos de Tryolabs es la diversidad de perfiles de su equipo.
“Tenemos economistas, biólogos marinos, ingenieros de distintas ramas y hasta personas sin título universitario, pero con una capacidad autodidacta increíble”, destaca Descoins.
El caso del biólogo marino que hoy lidera el proyecto con TNC es un ejemplo de cómo la empresa logra fusionar vocación, experiencia y tecnología para impactar positivamente en el mundo.
La historia de Tryolabs es, en muchos sentidos, la de una empresa uruguaya que se atrevió a pensar en grande y actuar con propósito. Desde resultar rankeada en una encuesta dentro del top 10 de empresas preferidas por estudiantes de ingeniería (compitiendo con gigantes como Mercado Libre o Antel), hasta su participación en iniciativas globales de sostenibilidad y seguridad ambiental, demostrando así que la inteligencia artificial puede ser mucho más que innovación: puede ser una herramienta poderosa al servicio del bien común.