Salud mental: un tema que avanza en concientización pero que se enfrenta a carencias

Salud mental es uno de los temas que ha venido tomando importancia estos años, donde tanto empresas como instituciones u organizaciones han iniciado acciones para hacerle frente a la situación. Además, se volvió uno de los principales ítem dentro de las campañas de los partidos políticos y si acudimos a las cifras tiene sentido. En 2023 según datos brindados por el Ministerio de Salud Pública, se registraron 763 fallecimientos por suicidio en nuestro país, siendo una tasa de 21.39 por cada 100.000 habitantes y se estima que aproximadamente 4 de cada 10 uruguayos padece algún tipo de trastorno de salud mental. El Explorador entrevistó al psicoterapeuta Gastón Di Mauro, para tener un panorama sobre esta situación en Uruguay y las acciones y políticas que se han implementado.

Di Mauro reconoció que en las últimas décadas ha venido creciendo la dificultad de salud mental en el mundo y que después de la pandemia hemos tomado más conciencia de lo importante de este cuidado. Donde la Organización Mundial de la Salud estima que en el 2030 habrán cifras muy grandes. En ese sentido explicó que los números en Uruguay «son impresionantes y despiadados», donde es más la gente que se suicida que los homicidios registrados.

«A veces nos ocupamos más de otras cosas que de este flagelo, lo cual está bien, pero también hay que tomar conciencia de que el enemigo a veces no es el otro sino que es uno mismo y poder ayudar a la gente a que transite sus procesos».

En cuanto a su incorporación en las presupuestas de los partido políticos, estima que se debe en parte a que los políticos participan de la sociedad, pero además han escuchado la necesidad de la población de atender este tema. «Me parece importante que estemos hablando de salud mental como parte de las políticas y de las propuestas que están presentando» expresó agregando que «no solo mejoría la calidad de vida de las personas sino creo también implica un ahorro económico para el estado, si nos ocupamos de la prevención en salud mental». Como opinión personal lamentó la falta de programas o proyectos que tengan una visión a largo plazo y deseó que en los próximos años podamos empezar a pensar como país.

Escasez de recursos humanos

Di Mauro visualiza que los ciudadanos y los políticos están empezando a pensar que el problema se resuelve con más plata volcada a la salud mental y si bien admite que es una variable importante, considera que falta coordinación entre los intentos que está haciendo el Estado. «Hay muchos lugares para abarcar y muchas propuestas y tal vez falta unificar y empezar a pensar esto como una política nacional que quede respuestas a un problema que es transversal y ataca a todas las personas», expresó.

Además alertó que, no se toma en cuenta aún, que si las personas siguen tomando conciencia como lo hacen, de que la salud mental es algo importante para sus vidas, no dará a basto el recurso humano. Aumentando así la dificultad de dar respuesta a ese servicio. En esa línea, recordó que actualmente hay una demora de 90 días para una mutualista brinde cita para un psiquiatra. Lo que le suma sufrimiento a la persona, que muchas veces corre riesgo de vida.

Ante una clara necesidad de psiquiatras y psicólogos, manifestó que hay que mejorar lo económico, los recursos y la coordinación interinstitucional referente a las demoras que hay. Especialmente en el interior del país, donde las tasas son mucho más altas y donde el acceso a este tipo de servicios escasea más. Apoyarse en la técnología no es lo mejor, pero es lo que tenemos y podría ser un inicio para decentralizar este acceso, explicó.

Falta de prevención y el costo emocional y económico en la salud mental

Consultado por su opinión sobre las propuestas de los diferentes partidos políticos en cuánto a salud mental, expresó que son bien intencionadas pero que habría que hacerles doble clic para ver si tienen el sustento de cómo va a ser ejecutado. Di Mauro alertó que casi no hay propuestas sobre la prevención, siendo el candidato Andrés Ojeda, quien creó la cultura de la salud mental, incorporando un punto sobre informar a la población para que ellos mismos sean factores de detección y de prevención. Si bien considera que habría que profundizar destaca que todos están de acuerdo en que tenemos agrandar el tema y dar servicios rápidos.

Di Mauro puso énfasis en que dentro de este tema hay dos costos: el costo emocional, que es a lo que los psicólogos nos dedicamos y el costo económico para el Estado, que se encarga de mantener todos los actores. Entonces advierte que en Uruguay se invierte mucho dinero en el tema pero que al no tener una organización con lineamientos en común, ese dinero no le llega a la persona.

«Para que las cosas sean de impacto tienen que ser lo más libre posible, en el sentido de que el Estado ofrezca a organizaciones que gestionen las ideas, pero siendo parte de un mismo cuerpo, porque cuando el Estado organiza toda una estructura generalmente falla. Además no suelen medir el impacto de las acciones, si están siendo efectivas o no», expresó. Entonces considera que no se trata de aumentar la inversión sino de saber manejar los recursos, ejemplificando con que las propuestas tienen que ser de rápido accionar y depender de las necesidades del sector objetivo. También que hay que medir resultados e impacto y derivar de manera articulada trabajo.

«Los enfermos psiquiátricos son un gremio que no tienen voz»

«No sé si los políticos tiene la magnitud de lo que es estar 24 horas en el Hospital Vilardebó. Si la tuvieran creo que pondrían mucho más foco», expresó el psicoterapeuta tras ser consultado por la situación de instituciones ya existentes que tratan la salud mental. En ese sentido lamentó que nadie en esta campaña electoral habló al respecto. Centros que describió como un lugar donde depositan personas para que no participen de la sociedad y queden en un tratamiento eterno, denunciando que «eso no cumple con los criterios de los derechos humanos».

En 2017 se aprobó la Ley de Salud mental, que entre sus puntos se destaca la fijación de una fecha límite para el cierre de las estructuras asilares y monovalentes antes del 2025, ante esto informó que es algo que no se habla y que no se dieron las condiciones para llegar a esa meta.

«Los enfermos psiquiátricos son un gremio que no tienen voz, no tienen defensa» entonces considera que habría que empezar a armar un plan para sacarlos de esas instituciones e insertarlos en la sociedad, ayudándolos con los cuidados y medicamentos pero también fomentando su libertad, defendiendo que seguramente el costo del Hospital Vilardebó sea mayor que tomar otras opciones.

Salud mental en técnicos

«Los psicólogos y los psiquiatras estamos como toda la sociedad enfrentando desafíos en temas de tecnología y de cambios de hábitos de la sociedad», expresó respecto a los desafíos que enfrenta como técnicos en el área de salud mental. Históricamente los los problemas de la sociedad y por ende los problemas de los individuos fueron cambiando entonces explicó que eso implica que haya una adaptación por parte de los psicólogos y los psiquiatras. En cuanto a la salud mental de ellos, informó que es clave ese cuidado, porque como en cualquier trabajo «cuando uno no cuida su salud mental eso termina pasando factura». Di Mauro aclaró que hay muchas formas de esparcimiento y cuidado que sirven pero que falta empezar a generar esa conciencia entre los colegas.

Con ese fin de fomentar y acompañar la concientización en salud mental en la sociedad, la clínica Di Mauro Davrieux cuenta con una fundación que apunta a aportar sin fines de lucro a la cultura general de la salud mental. Trabajo que hacen mediante talleres, entrevistas, aportando información e incluso la clínica cuenta con una formación para psicólogos donde en cierta etapa atienden gratuitamente.

«Hay trabajo para todos los psicólogos, pero hay personas que no acceden a la posibilidad de ser atendidos», lamentó.