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La Corte Electoral aspira a superar este 2025 “años de limitaciones presupuestales”

La Corte Electoral aspira a superar este 2025 “años de limitaciones presupuestales”

A menos de un mes del cierre de un nuevo ciclo electoral y proclamadas ya las nuevas autoridades, la Corte Electoral comenzó a elaborar un listado con sus aspiraciones presupuestales para remitir al Parlamento. 

“Ya hemos empezado naturalmente a elaborar lo que pueden ser las necesidades presupuestales de la Corte para remitirlas al Parlamento para que eventualmente sean consideradas, discusión que comenzará en agosto”, indicó a El Explorador el ministro de la Corte Electoral, José Garchitorena. Sobre este punto, manifestó que “obviamente aspiramos a una mejora, pese a que desde hace muchos años el organismo viene con limitaciones presupuestales. Esto ha hecho, por ejemplo, que tengamos que priorizar en qué gastar, naturalmente, porque no todo puede ser contemplado; la aspiración es  mejorar la dotación presupuestal para atender y poder desarrollar mejor el funcionamiento de la Corte”.

En ese sentido, precisó que “estamos hablando del presupuesto de funcionamiento de la Corte. Porque todo lo que es presupuesto de elecciones está por fuera del presupuesto de la Corte Electoral”.

La Corte Electoral elabora un presupuesto para cada elección que remite al Ministerio de Economía, que a su vez libera partidas de Rentas Generales para financiar las elecciones. De todos modos, indicó Garchitorena, tanto sea para su funcionamiento interno como para las elecciones, la Corte Electoral “es muy austera. Si uno tiene en cuenta lo que se gasta en otros países en la organización de las elecciones, en Uruguay, la verdad, las elecciones son muy baratas”, expresó.

La Corte “no se detiene”

La Corte Electoral es un organismo de competencia abierta, indicó Garchitorena y, por lo tanto, “siempre está en permanente actividad”.

Tiene atribuciones que están en la Constitución pero también “la ley le ha ido agregando competencias. Por ejemplo, en 1928 se le asignó la competencia de conceder las cartas de ciudadanía a los ciudadanos legales. O sea, todo lo que es ciudadanía legal lo tramita la Corte Electoral y en los últimos 10, 15 años, ha habido un aumento significativo de extranjeros que han venido al país y que tramitan su carta de ciudadanía”.

En el correr de los años 50, a su vez, se le dio competencia para fiscalizar las elecciones de las cooperativas de Ahorro y Crédito. Por ejemplo, lo que implica  trabajar en colaboración con la Auditoría Interna de la Nación que lleva el registro de estos emprendimientos. 

Recordó que desde 1973 tiene a cargo organizar las elecciones universitarias, que empezaron siendo una elección de Montevideo, y que hoy “es una elección nacional, porque la Udelar se ha extendido a todo el país y se ha transformado en la tercera elección con mayor número de personas, luego de las elecciones nacionales y departamentales y las del BPS”. En las últimas elecciones universitarias el padrón era de cerca de 360.000 personas.

Agregó que también la Corte Electoral organiza la elección de los directores sociales del BPS, de los consejeros docentes de la ANEP, “pero también las elecciones del Colegio Médico, del Colegio Veterinario, de las Cajas, Profesional, Notarial. Por si fuera poco, la otra tarea importe que lleva la Corte, que va a empezar en julio próximo, es la Inscripción Cívica. O sea, incorporar a los nuevos ciudadanos al Registro Cívico Nacional, que por otra parte es un registro vivo, en el que está permanentemente ingresando y saliendo gente, por fallecimiento, inhabilitados por alguna causa penal o rehabilitados porque han cumplido con su pena, etc.”. 

Confianza y garantías

Garchitorena valoró como “altamente positiva” la actuación de la Corte en este ciclo electoral que acaba de culminar. Una vez más, dijo,  “la democracia uruguaya demostró su capacidad de generar actos electorales confiables. Con garantías que, más allá de lo estrecho de algunos resultados, son aceptadas por todos. Lo que es incluso destacado por los invitados internacionales que vienen a participar de nuestras elecciones”. Destacó que, a diferencia de otros países, Uruguay “no tiene misiones de observación internacional” precisamente por sus antecedentes de ser una democracia estable.  

Señaló que nuestro sistema electoral celebró el año pasado los 100 años y recordó que en 1925 se sancionó la ley Nº 7.812 o “Ley de Elecciones”, que estableció por primera vez las bases de las elecciones democráticas en Uruguay. Desde su sanción, el régimen electoral ha sufrido múltiples modificaciones a lo largo de las décadas, sobre todo luego de la reforma constitucional de 1997. A lo largo del último siglo, agregó, “hemos tenido muchos actos electorales, muchos muy reñidos. Pero todo el sistema político y la ciudadanía confían en nuestro sistema”.

Tres sorteos en esta elección

“Todos destacan el buen funcionamiento de nuestro sistema, la alta confianza que despierta en la ciudadanía, en los partidos políticos. También se destaca la tolerancia, que, más allá de las rispideces propias de cualquier elección, logra que prime el acatamiento del resultado por más estrecho que sea. Es decir, acá una banca de diputados se puede ganar por tres votos, pero nadie la cuestiona. O como tuvimos que definir en el municipio de San Bautista por sorteo el cargo de alcalde, o en Lavalleja, que se definió un cargo de intendente por 95 votos”. Recordó que también en esta elección hubo otros dos casos de sorteo, pero para definir cargos de concejal del Frente Amplio. Uno fue en la localidad de Pirarajá, donde hubo empate en 121 votos, y otro en Florencio Sánchez, con un empate en 63 votos. 

A renglón seguido, indicó que Uruguay a lo largo de su historia “ha tenido todos los escenarios”.

Por ejemplo, en la década de los años 20 del siglo XX “había elecciones todos los años. En una se elegía presidente, en otra diputados, en otra se elegía el colegio electoral de senador, que se renovaba por parte del Senado, en época que el Senado estaba integrado por un senador por departamento. Después pasamos a las elecciones cada 4 años, departamentales y municipales, luego cada cinco a partir de 1967”.

También se utilizó el sistema de “hoja de votación única”, durante la década del 50, en la que se votaban todos los cargos en una sola hoja de votación. “Presidente de la República, Cámara de Senadores, Cámara de Diputados, intendentes, Junta Departamental, Junta Electoral, todo se votaba en una sola hoja de votación”. A partir de la reforma de 1967 “se separó en dos hojas: para cargos nacionales una, para cargos departamentales, la otra. Y desde 1997 tenemos este sistema, cuyo fundamento es, entiendo, darle a cada elección su momento. Es decir,  hacer foco en los temas nacionales en octubre y noviembre, a los temas departamentales y municipales en mayo. Y a su vez propender a la democracia interna de los partidos en las internas de junio”.

En resumen, agregó: “Experiencias hemos tenido todas, todas son válidas, dependen de la elección del sistema político, del Parlamento y del constituyente”.

Consultado sobre si a la luz de toda esta experiencia acumulada cabría la posibilidad de introducir nuevos cambios, señaló: “Son valoraciones que desde la Corte Electoral no nos corresponde formular. Nosotros tenemos que organizar la elección de acuerdo a lo que dispone la Constitución y la ley”.

Elecciones parejas y confianza en la Corte

“En los festejos de la Corte, todos destacaban precisamente el alto nivel de confianza que nuestro sistema ha tenido en sus diferentes integraciones a lo largo de 100 años”, indicó Garchitorena.

 “Han sido muchas las elecciones y muy parejas, las que se han definido sin problemas. La de 1926, por ejemplo, fue la primera elección presidencial que organizó  la Corte Electoral que se definió entre el Partido Colorado y el Partido Nacional por 1.526 votos, a favor del primero (Juan Campistegui). En 1971 se definieron por 12.000 votos y en 1994, la diferencia fue de 10.000 votos, ya que estaban todos los partidos políticos cabeza a cabeza”. Sin embargo, agregó, “nadie objetó los resultados, más allá de algún reclamo desestimado en 1971”. “Ese alto nivel de confianza en el sistema es lo que caracteriza a la Corte Electoral. Lo cual nos enorgullece por un lado, pero también es un llamado a la responsabilidad para conservarlo”, finalizó.

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