
Mirada económica para los próximos 5 años

Uruguay se aproxima a unas nuevas elecciones presidenciales, donde las políticas económicas que proponga cada fórmula se encuentran bajo el foco de atención dentro de la sociedad. En ese contexto consultamos a cinco referentes de la economía uruguaya de distintos sectores políticos, quienes dieron a conocer sus preocupaciones, visiones y propuestas de cara al futuro.
Temas como la pobreza infantil, la educación, la recuperación del salario, la desigualdad social y la redistribución de la riqueza son los principales factores abordados por los especialistas, que coinciden en fortalecer la capacitación del capital humano.
Para el Asesor de Inversiones de la Intendencia de Montevideo, el Contador Público, Pablo Ferreri, el próximo gobierno va a heredar una “situación económica nada sencilla”, la cual requerirá de una agenda “potente” para volver a poner a Uruguay en la senda del desarrollo.
El ex subsecretario de economía, considera que las dificultades en la actualidad se manifiestan en diversos planos: “bajos niveles de crecimiento, tensión fiscal, atraso cambiario, pérdida de competitividad, amenazas externas a los regímenes de promoción de inversiones y estancamiento absoluto en materia de inserción internacional”.
A su juicio, eso genera problemas estructurales en materia social en el país, como: “Niveles intolerables de pobreza infantil, niveles de desigualdad estancados, necesidad impostergable de mejora sustantiva en la calidad de la educación, déficit de vivienda digna, 200 mil uruguayos viviendo en asentamientos, paupérrimos niveles de inversión en ciencia y tecnología, entre otros”.
Para el frenteamplista, el crecimiento económico del país para los próximos 5 años, se basa en recomponer el “círculo virtuoso” del gobierno actual. “Se requiere un Proyecto Nacional de Desarrollo de Bienestar Colectivo que tenga como pilares fundamentales el impulso del crecimiento mediante el fomento de la inversión productiva, la redistribución de la riqueza en aras de mayores niveles de igualdad y cohesión social. Esto va de la mano con la sustentabilidad medioambiental”, aseguró, agregando que “como propuesta, debemos construir una agenda apuntando a áreas centrales como inversión pública y privada; inserción internacional; mejora de la productividad y competitividad. Sumando un plan de innovación, ciencia y tecnología, carentes en el país”.
“Creemos en un Estado activo, palanca del desarrollo y no mero corrector de las fallas del mercado; que cree riqueza y sea un motor de la innovación”, finalizó.
Por otra parte, el economista Agustín Iturralde, quien además es Coordinador General del equipo de campaña del candidato a la presidencia por el Partido Nacional, Álvaro Delgado, habló acerca del panorama financiero del país, remarcando que el tema central es la competitividad.
Desde su posición reconoce que Uruguay es una nación costosa y resalta la necesidad de trabajar para mejorar esa situación. “En el programa Álvaro Delgado, proponemos cosas muy concretas como una agenda que aumente los niveles de competencia. Nosotros creemos que hay muchos mercados que se convierten en la principal explicación de por qué Uruguay es un país caro”, señaló el ex Director ejecutivo del Centro de Estudios para el Desarrollo.
Ante este contexto, resaltó algunos ítems coyunturales: el tema del atraso cambiario y el mundo microeconómico en muchas áreas, como la alimentación y productos de higiene personal. “Debido a las regulaciones se dificulta la entrada de nueva competencia y eleva el precio de los productos ya existentes para los consumidores”, explicó.
“En cuanto al futuro, no tengo elementos para decir si la economía estará mejor o peor. Uruguay está muy expuesto a los ciclos internacionales, a los precios de la materia prima y a las tasas de interés”, enfatizó Iturralde. Desde su punto de vista, prefiere ser optimista en cuanto a la venidera economía uruguaya: “En los últimos años, el país ha empezado a abordar una agenda en la dirección correcta, por ejemplo en la consolidación fiscal, la competencia de muchos mercados, la inserción internacional, pero todavía falta”, remarcó.
Desde una mirada sindical, el director del Instituto Cuesta Duarte, Milton Castellano identifica que la administración actual ha tenido que lidiar con acontecimientos poco comunes, como las diferentes crisis internacionales y la pandemia de COVID. Destaca que existe una agudización de la problemática social habiendo sectores con mayor exclusión, como lo son los jóvenes, la pobreza infantil y cuestiones de género. A su vez, la falta de crecimiento de la población, siendo este un problema endémico el cual nos condiciona y limita el desarrollo del país.
Castellano nos transmite que el desafío para el próximo gobierno es cómo el Uruguay puede tener una perspectiva de 5 años. Dentro de sus sugerencias está el desarrollar un modelo productivo estratégico: diversificar su matriz productiva resolviendo el cuello de botella actual. Con ello, mejorar la inserción internacional, destacando la importancia de tratados en la región antes de expandirnos a territorios desconocidos.
El siguiente punto sería la mejora laboral y salarial, haciendo énfasis en la calidad del trabajo; también manifiesta que es necesaria la educación y formación profesional. Siendo estos puntos claves para una mejora a mediano plazo. Por otra parte, resalta que como país tenemos urgencias que no deben de esperar, como la pobreza infantil, empleo, las políticas territoriales y de vivienda, la seguridad social y la educación, debiendo de ser atendidas a la brevedad.
En un acercamiento con el economista y expresidente del Banco Central de Uruguay, Julio de Brun expresó que Uruguay lleva más de 60 años con un Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) que posee una visión de hacia dónde tiene que ir el país, sin ser este gobierno una excepción. En ese sentido resaltó que actualmente el país tiene una “situación macroeconómica estable” con “elementos comparativos favorables” como “un buen track record en cuanto a institucionalidad y reglas claras de juego, tanto en el funcionamiento de la economía doméstica como en sus relaciones internacionales” además agregó “el grado de inversión de la deuda; la predisposición hacia la apertura comercial internacional y una base agrícola que se destaca en el mundo actual donde pesan mucho los temas ambientales y la producción natural”, pero considera que “se requiere un poco más de incentivos en el funcionamiento de los distintos ministerios para que vayan por la misma línea y el MEF no sea el único preocupado por mantener ciertos equilibrios”.
De Brun expresó que “hay que seguir trabajando para que estos factores se fortalezcan y apunten finalmente a números de crecimiento” que considera “uno de los elementos más débiles del desempeño de Uruguay” donde “en los últimos 15 años la tasa de crecimiento ha sido bastante modesta”. Aunque “Uruguay superó algunas crisis importantes en términos de disponibilidad de infraestructura, quedando así un potencial interesante de poder explotar” sostuvo que “hay una falta de mano de obra en volumen y calidad para abarcar toda la demanda de servicios que tenemos en un proceso de crecimiento” entendiendo entonces que hay que “trabajar en el sistema educativo y diseñar políticas de integración social, para recuperar la población que tiene carencias para acceder al mercado laboral”.
Por otra parte, no menos importante, en los aspectos de transporte y logística, donde Uruguay presenta un “desarrollo natural”, expresó que “los tenemos que cuidar en términos de costos y regulaciones” entendiendo que “el monopolio de los combustibles y la carga tributaria que hay sobre determinados sectores de actividad, generan costos y además terminan afectando la competitividad”.
Concluyó que en este camino “en los próximos cinco años el país puede empezar a sentar una tasa de crecimiento más alta mirando para la próxima década” y recordando que el crecimiento es de “procesos lentos” pero que requieren del “mantenimiento de políticas a largo plazo”.
Para cerrar este análisis, el economista, ex senador y ministro de Desarrollo Social, Daniel Olesker, expresó que la primera reflexión que le surge al hablar de la economía del país es que “’luego del deterioro que sufrió toda la década del 90 agudizado por la crisis del 2002, emprendió un camino de recuperación, generando muchas fortalezas durante el periodo 2005-2019, que permitieron el desarrollo de un buen nivel económico” pero, aunque entiende que “son fortalezas que se mantienen” manifestó que en estos últimos cinco años el país sufrió un “proceso de desigualdad y una retracción relativa del mercado interno, que de alguna manera no ha permitido sostener un proceso de crecimiento económico, cada vez que hay una restricción del mercado externo como la hubo en este último año y medio”. En esa línea explicó que “el mercado interno operaba como un factor para contrarrestar esa caída y esta vez no pasó, porque el mercado interno se deterioró”.
Con mirada a futuro, considera que “la economía está en absolutas condiciones de iniciar un ciclo de crecimiento nuevo” porque “el país todavía tiene una estructura productiva muy sustentada” pero, entiende que “depende de si avanza el programa del modelo con la igualdad o el modelo de la desigualdad”, donde el primero, de la mano del Frente Amplio, lo visualiza con “crecimiento económico con un fuerte proceso de distribución, recuperando niveles salariales y de jubilaciones sumergidos, con crecimiento del producto y del empleo, gracias al cambio en la matriz productiva: agregando valor a los productos que hoy tiene el país desarrollados en base a sus recursos naturales; trabajando en nuevos proyectos con productos donde el país ya tiene experiencia, como en la salud e industrias de desarrollo y reorientar la Ley de Inversiones hacia subsidiar sectores y actividades de producción cuya meta sea agregar valor”.