
Gritos en el silencio, el caso de Milagros Chamorro

El caso de Milagros Chamorro, la joven de 30 años que se suicidó el pasado viernes 25 de octubre en la mutualista Casmu, volvió a colocar uno de los temas más acuciantes de la sociedad uruguaya en las noticias, la salud mental. Mili, como todos la llaman tras ser víctima de una violación grupal 15 años atrás vivió un camino lleno de gritos de auxilio, frente al silencio de los sistemas de justicia y salud, donde no encontró amparo.
El desenlace fatal ocurrió tras varios días de ir en busca de ayuda por sus “ideas de muerte”, la joven consultó en varias oportunidades y recibió diferentes tratamientos farmacológicos, la investigación del MSP señala que los tratamientos fueron «de forma irregular, sin contar con psiquiatra de referencia».
El caso en la justicia fue desestimado dado que cuando se denuncia el plazo de prescripción del delito había transcurrido, lo que deja abierta otra discusión a dar en el ámbito legislativo, si es pertinente declarar la no prescripción de los delitos sexuales en función de las dificultades que presentan las victimas para radicar la denuncia.
Sobre el caso el hermano de Milagros, Sebastián Chamorro declaró que “los presuntos abusadores la siguieron torturando durante años. Ella era menor, muy chica. No lo pudo hablar”.
Se denuncia cuando se está en condiciones de hacerlo
Las víctimas de violación sexual suelen enfrentar una serie de obstáculos emocionales, psicológicos y sociales que las llevan a postergar la denuncia. Al vivir una experiencia tan traumática, muchas quedan en estado de shock, confundidas y paralizadas por el miedo, lo que hace difícil hablar sobre lo ocurrido o siquiera procesarlo.
A menudo, sienten una profunda culpa y vergüenza, cuestionándose si, de alguna forma, podrían haber «provocado» la agresión. Este autocuestionamiento se ve agravado por el temor de que otros también las juzguen. En algunos casos, el miedo a represalias, especialmente cuando el agresor es alguien conocido o con poder, las disuade de buscar justicia.
Sumado a esto, muchas víctimas desconfían del sistema judicial, temen no ser escuchadas o tomadas en serio. También les preocupa el doloroso proceso de denuncia, en el que se ven obligadas a revivir los detalles del ataque repetidamente, a veces frente a varias personas, en un proceso que puede sentirse revictimizante y agotador.
A veces, la presión social y familiar las empuja al silencio, ya sea para evitar “dañar la reputación” de la familia o por los estigmas que rodean a las víctimas de agresión sexual. Para muchas, la agresión deja secuelas de salud mental, como ansiedad, depresión o estrés postraumático, que hacen aún más difícil enfrentar un proceso legal.
Comunicado de la Familia
La familia de Milagros Chamorro Cabrera expresó su profundo dolor por su pérdida y agradeció las muestras de cariño y solidaridad recibidas de amigos, compañeros, organizaciones sociales, colectivos feministas y la sociedad en general, quienes se han sensibilizado con el caso. Recordaron la valentía de Milagros al hablar públicamente sobre su violación y lamentaron su trágico desenlace, mencionando que “podrán entender el dolor inconmensurable que estamos atravesando”.
En su comunicado, la familia describió el caso de Milagros como el resultado de múltiples factores, incluyendo la violencia sufrida, las barreras y el desamparo del sistema judicial, y la ineficacia del sistema de salud, que sigue sin priorizar la salud mental como una emergencia social en Uruguay. A pesar de los numerosos intentos de apoyo a nivel familiar, psicológico y psiquiátrico, Milagros no encontró el respaldo necesario. “Milagros Chamorro pidió ayuda a gritos […] de todas formas tuvo este trágico final”, lamentaron.
La familia agradeció las manifestaciones en su homenaje y expresó la esperanza de que, al visibilizar su historia, “las personas que son víctimas de violación y las que necesitan atención a nivel de salud mental puedan ser escuchadas, contenidas y acompañadas por los sistemas judicial y de salud del Uruguay”.
Federación Caminantes, contener y acompañar
El Explorador conversó con Zulis Goyen representante de la Federación Caminantes, sobre la atención en salud mental en Uruguay, especialmente en situaciones de emergencia. Tras el caso de Milagro, que falleció en circunstancias que la federación considera evidencian la falta de respuesta adecuada en salud mental, emitieron un comunicado. Goyen explica: “Nosotros venimos hace mucho tiempo insistiendo en la necesidad de que haya una rápida respuesta cuando hay situaciones de este tipo”.
La federación no tuvo contacto directo con la familia de Milagro, pero expresó solidaridad: “Hace mucho tiempo que venimos trabajando, insistiendo justamente en la necesidad de una respuesta rápida frente a estas situaciones”. Goyen enfatiza la importancia de contar con psiquiatras disponibles en emergencias: “No pretendemos que estén las 24 horas haciendo la guardia, pero sí pretendemos que esté a la orden, a los efectos de que haya una rápida respuesta”.
La falta de capacitación y protocolos claros para el personal de medicina general es otro problema que Goyen señala. Relata un caso en Durazno en el que “el médico de medicina general no le da contención, ni al familiar que lo está ayudando […] ni al de la crisis”. A su juicio, es esencial contar con protocolos específicos en salud mental en las emergencias, como ocurre en otros tipos de urgencias médicas.
La federación, que agrupa a ocho organizaciones a nivel nacional y lleva alrededor de diez años de actividad, se dedica principalmente a brindar apoyo a las familias. Goyen explica que su trabajo es “contención a la familia, canalizar inquietudes, acompañar”, aunque lamenta la falta de recursos para realizar investigaciones más profundas sobre la atención en emergencias.
La organización caminantes sigue atentamente las acciones que desde diferentes actores de la sociedad se vienen manifestando y organizando. Goyen expresa su malestar ante la situación y reafirma su compromiso con mejorar los servicios de salud mental en el país: “Reivindicamos una vez más las necesidades de los servicios […] que no les gustaría que esas cosas siguieran pasando”.
Casmu: respuestas que no llegan
El Explorador se en puso en contacto con el prestador de salud de Milagros Chamorro, el Casmu, cumpliendo con la máxima de dar voz a todas las partes involucradas.
Las preguntas intentan no solo echar luz sobre cómo sucedieron los hechos de 25 de octubre, sino también que tan preparado está el sistema de salud para abordar las enfermedades mentales y especialmente la institución Casmu.
Específicamente preguntamos por cuáles son los protocolos de actuación en la emergencia ante casos de salud mental y si el hecho de que la paciente quedara “sóla” era una falla de los mismos.
Cabe destacar que fuimos atendidos por Casmu, pero las respuestas no llegaron. Todas las dudas que surgen luego del suicidio de Milagros dentro de las instalaciones de la institución siguen dentro del marco de “investigación” señalaron.
Por su parte el Ministerio de Salud Pública (MSP) investiga el accionar del Casmu, la División Fiscalización del (MSP) busca determinar responsabilidades ante el trágico desenlace.
Los hechos llegan en el marco de una institución que se encuentra intervenida, que presenta serios problemas financieros y donde la calidad asistencial está bajo escrutinio por parte de las autoridades de MSP, los interventores, los usuarios y funcionarios de la mutualista.
Reclamo de justicia
En la plaza San Fernando, la principal de Maldonado, en los últimos días se suceden los reclamos de justicia para Mili. Familia, amigos y los ciudadanos fernandinos conmovidos por los hechos se congregan con carteles y consignas que piden respuestas para el mar de preguntas que dejó la muerte de la joven.
La Comisión de Género y Diversidad de la Facultad de Ciencias Sociales realizó un llamado para que “el Estado brinde respuestas a las víctimas de violencia sexual”.
El Colectivo de Trabajadores y Trabajadoras Sociales de Maldonado también emitió un comunicado este martes por la noche, tras el trágico fallecimiento de Milagros Chamorro, quien había denunciado una violación grupal sufrida a los 15 años. La Asociación de Profesionales de Trabajo Social del Uruguay compartió el mensaje.
“Desde el Colectivo de Trabajo Social de Maldonado nos sentimos profundamente conmovidos por la muerte de nuestra colega Milagros Chamorro. Exigimos justicia para Mili y para todas las víctimas de violencia sexual”, expresó el sindicato, que además anunció su adhesión a la convocatoria prevista para el 8 de noviembre a las 18 horas en la sede del CURE en Maldonado.