
Mercosur y UE crean la mayor zona de libre comercio

Un cuarto de siglo de negociaciones se cerraron finalmente en Montevideo, durante la cumbre de presidentes de Mercosur. La Unión Europea y el Mercosur suscribieron este viernes el acuerdo que, si los complicados procesos de ratificación no lo impiden, dará origen a la mayor zona de libre comercio del mundo. El sol ya había empezado a asomar el día anterior con la llegada al Uruguay de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Su presencia fue la señal definitiva que los partidarios del acuerdo esperaban y, pese a la protesta de Francia a diez mil quilómetros, era el mejor pronóstico para que el viernes fuera un día despejado y sin nubarrones.
Mucho tuvo que ver el empuje que dieron España y Alemania, por el lado europeo, y Brasil, por el lado de Mercosur (integrado por Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia, aunque éste último, que acaba de entrar en la organización como Estado asociado, aún no forma parte del acuerdo). Los dos bloques se erigen como bastiones del libre comercio en una época marcada por las políticas proteccionistas de Estados Unidos y de China.

«Una necesidad política»
“Este acuerdo no es solo una oportunidad económica, es una necesidad política”, ha celebrado Von der Leyen, una clara referencia al actual y complicado momento geopolítico. “Estamos enviando un mensaje claro y poderoso al mundo”, ha añadido desde Montevideo, a donde ha acudido para concluir el pacto aprovechando la celebración de la cumbre de Mercosur.
Por su parte, el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, expresó su satisfacción con la aprobación del texto del acuerdo y llamó a sus pares a avanzar en la misma línea con China. Además, abogó por recorrer el camino del diálogo y los acuerdos para impulsar la flexibilización del bloque.
Además del presidente del Uruguay, Luis Lacalle Pou, y el presidente electo, Yamandú Orsi, quien concurrió como invitado y se sentó a su lado, participaron los presidentes de la República Argentina, Javier Milei; el Estado Plurinacional de Bolivia, Luis Arce; la República Federativa de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y la República del Paraguay, Santiago Peña. Además, asistieron el presidente de la República de Panamá, José Raúl Mulino, y autoridades diplomáticas del resto de los Estados asociados.
El pacto, que emprende un largo y difícil camino para su ratificación, permitirá a Europa acceder a un mercado de 268 millones de consumidores. Mercosur podrá ofrecer con aranceles preferenciales sus productos, sobre todo agropecuarios, a 450 millones de personas.
Afirmó que la nueva alianza “no es solo un intercambio comercial, que lo es”. “Para nuestros países es importante que el mundo se nos abra, pero hay condiciones que nos unen con Europa más allá de lo comercial” antes de contar una anécdota que ilustra el largo proceso de negociación que ha llevado a la creación de una zona comercial de más de 700 millones de habitantes: “Tengo hijos de 20 años y no podían creer que un acuerdo llevara 25 años. Voy a volver a casa un poco más tranquilo”.
El acuerdo, que en realidad es un complemento al gran pacto alcanzado hace cinco años, es el final de un largo recorrido. En 2019, ambos bloques celebraron su rúbrica en Bruselas pero nunca se avanzó en su ratificación.
De ahí que lo anunciado este viernes diga sin apenas solemnidad: “El Acuerdo de Asociación entre el Mercosur y la Unión Europea ya está listo para su revisión jurídica y traducción. Ambos bloques están decididos a llevar a cabo dichas actividades en los próximos meses, con vistas a la futura firma del acuerdo”. El canciller de Uruguay, Omar Paganini, dijo más tarde que lo firmado este viernes “logra acordar en todas aquellas cuestiones que habían impedido ratificar el acuerdo” de hace cinco años.
En 2019, el proceso de convalidación no avanzó porque Francia, Irlanda, Austria y Países Bajos alegaron dudas sobre la sostenibilidad y los compromisos ambientales de la región sudamericana para retrasarlo y exigieron compromisos adicionales por parte de los países de Mercosur.
La llegada al poder en Brasil de Jair Bolsonaro, un negacionista del cambio climático, dio alas a esas reclamaciones. Ya en aquel momento, más de 340 organizaciones sociales, unos 70 eurodiputados y las principales entidades agrarias pidieron a la Comisión Europea que frenase el acuerdo.
Son esos compromisos adicionales los que han estado negociándose durante los últimos tiempos. El acuerdo, según apuntan fuentes de Bruselas, llevaba tiempo casi listo. Pero no acababa de verse el momento para cerrar lo que quedaba pendiente.
Al final, Von der Leyen se subió al avión con destino a Montevideo este jueves, justo un día después de que Francia, el país de la UE que más se opone a este tratado comercial, se quedara sin Gobierno.
A unos diez mil quilómetros del Uruguay, París sigue enredada en un monumental lío político, con un Ejecutivo recién destituido y con el presidente, Emmanuel Macron, buscando un nuevo primer ministro, pero el Elíseo ha encontrado tiempo para mostrar su rechazo: “El proyecto entre la UE y Mercosur es inaceptable tal y como está”.
Del otro lado están España y Alemania, una economía eminentemente exportadora y en crisis que precisa de nuevos mercados frente a la pujanza de China.
Desde Bruselas, el acuerdo con Mercosur se ve como una forma de contrarrestar la creciente influencia del gigante asiático en el mundo. También se confía en él para reducir la dependencia, precisamente de China otra vez, en el suministro de materias primas críticas necesarias en la transición energética.
Y, además, abre las puertas a un mercado —en este punto para ambas partes, Mercosur y la UE— que minimizaría el impacto de la anunciada subida de aranceles que quiere imponer el presidente electo estadounidense, Donald Trump.
Los negociadores terminaron esta semana con cuatro de los seis puntos pendientes resueltos. Solo quedaban por resolver asuntos relacionados con inversiones europeas en el sector automotriz, que Mercosur temía que se viesen afectadas por el tratado, y detalles en el reparto de las cuotas de exportaciones en productos agrícolas.
Por el lado de Mercosur, el más reticente fue siempre Paraguay, que, según su presidente, Santiago Peña, no había sido escuchado como pretendía. La convicción de que era “ahora o nunca” ha destrabado el tramo final de las negociaciones.
El papel de Brasil
Para que se desatascara la negociación del anexo anunciado este viernes, fue necesario que Bolsonaro terminase su mandato en diciembre 2022. Brasil planteó entonces algunos cambios en el capítulo de las compras gubernamentales y los países de la UE ratificaron sus reclamos hacia las obligaciones ambientales que deben cumplir los productos agropecuarios de Mercosur.
El acuerdo estuvo cerca de cerrarse en diciembre del año pasado, pero chocó con la reticencia del gobierno del peronista Alberto Fernández en Argentina. Javier Milei ya era presidente electo y los peronistas dudaron en delegar la aplicación del tratado a un ultraderechista.
La situación se destrabó finalmente a partir de mediados del año pasado tras un encuentro en Brasilia entre el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y Von der Leyen.
En julio, ambos dirigentes volvieron a verse en Bruselas, en el marco de la cumbre de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), y se comprometieron a cerrar las negociaciones. Concluidas las elecciones europeas, y con Von der Leyen ratificada para un nuevo mandato, ya no quedaban obstáculos
Revisión, traducción y mayoría especial
Ahora comienza la etapa de revisión general de los textos y traducción, una tarea que puede llevar al menos medio año. La Comisión Europea, que tiene competencias exclusivas en asuntos comerciales, deberá luego presentarlo ante el Parlamento Europeo, donde se precisa la mayoría, y al Consejo de la UE para su ratificación.
Será en esta segunda institución, la que integra a los Estados, donde habrá más dificultades. Ahí hará falta una mayoría cualificada (55% de Estados que sumen al menos el 65% de la población) y Francia hará lo imposible para lograr una minoría de bloqueo. Si se superan estos escollos, del lado europeo, el tratado puede entrar en vigor de forma provisional y no en todos sus términos, algo que requeriría la ratificación de cada Estado miembro.
En el bloque latinoamericano, en cambio, son los parlamentos nacionales lo que deben convalidar los tratados comerciales, pero sin poder de veto sobre el conjunto. Es decir, que los socios se someten al acuerdo a medida que lo ratifican.

El discurso de Lacalle Pou
En su discurso, el mandatario valoró el acuerdo alcanzado con la Unión Europea sobre el texto de un acuerdo de libre asociación entre este bloque y el Mercosur. Lacalle Pou reconoció el rol que jugó el presidente de Brasil para avanzar en las negociaciones en el último tiempo. “Hoy estamos en aquí, en Montevideo, firmando, así que le reconozco este último esfuerzo que fue fundamental para esta nueva etapa”, dijo.
También se refirió a una reunión que mantuvo con su par brasileño en enero de 2023, en la que le propuso “ordenar el ritmo de los acuerdos” y terminar con las negociaciones con la Unión Europea para, luego, poder negociar con China. Lacalle Pou recordó las intenciones de Uruguay de firmar un tratado de libre asociación con ese bloque. “Viendo la parte virtuosa, habiendo terminado este acuerdo con la Unión Europea, vayamos a trabajar en ese acuerdo de libre comercio con China”, abogó.
Asimismo, expresó que Uruguay tiene la necesidad y la vocación de abrirse al mundo. La flexibilización del bloque regional, demandada por el país en las últimas cumbres, no contradice la existencia del Mercosur, dijo. “Déjennos ser, déjennos crecer, porque estamos convencidos que no atentamos contra el espíritu fundacional, simplemente progresamos”, aseguró.
También llamó a recorrer el camino del diálogo para alcanzar este objetivo. Hay que lograrlo con “buen modo”, expresó, y reconoció que este “puede ser el camino más sinuoso, a veces más cansador, pero es el único que vale la pena; porque el otro es el de la división y la destrucción”, dijo. En este sentido, llamó a ser “firme con las ideas y suave con las personas”.
Lacalle Pou manifestó pertenecer a un “nacionalismo inclusivo”, que no implica atentar ni se refractario hacia otras culturas. Por el contrario, saber de dónde somos y quiénes somos es lo que permite extender nuestros brazos al resto del mundo, dijo.
Finalmente, refiriéndose a su última participación en una cumbre como presidente de Uruguay, manifestó estar convencido de que las sociedades crecen cuando el ser humano evoluciona y que los países crecen cuando los gobiernos mejoran. Por este motivo, manifestó su deseo de que al gobierno que asumirá el 1. ° de marzo, encabezado por el electo Yamandú Orsi, “le vaya mucho mejor de lo que nos fue a nosotros”, frase que fue muy celebrada por todos, en especial, por el presidente entrante y que motivó un fuerte apretón de manos entre ambos.
Traspaso de la presidencia temporal
En la ocasión, se aprobaron tres comunicados: uno de los Estados partes, otro de los Estados partes y asociados y, finalmente, uno que hace referencia a la situación de Venezuela. “No hay que olvidarse que pasa el tiempo y la opresión y el pueblo venezolano sigue sufriendo”, aseguró Lacalle Pou.
La ceremonia concluyó con el traspaso formal de la presidencia temporal a la República Argentina y la toma de la tradicional foto familiar del evento.