
El Reloj de la Historia y el Peso del Silencio

La ausencia y el miedo se extendieron desde 1973 hasta 1985, arrojando una sombra sobre uno de los capítulos más dolorosos de la historia de Uruguay. De esos años de desasosiego nació el concepto de «historia reciente«, un intento, una carrera desesperada, por evitar que el paso del tiempo lo relegue simplemente a la «historia«.
El análisis periodístico en este caso supone enfrentarse a un intrincado equilibrio entre la necesidad de mantener la ecuanimidad y el deber de señalar las atrocidades cometidas.
La represión sistemática, la tortura y las desapariciones forzadas son hechos de una contundencia tal que no admiten matices ni relativismos, obligan a un ejercicio de memoria y de señalamiento de responsabilidades. Sin embargo, esta tarea se ve entrelazada con dilemas éticos complejos, como la tensión entre justicia y reconciliación, y la necesidad de comprender los contextos sin justificar lo injustificable.
Desde la filosofía, Kant nos recuerda que la dignidad humana es un fin en sí mismo, no un medio, subrayando la imposibilidad de justificar violaciones a los derechos humanos en nombre de ningún fin superior. Este principio refuerza la exigencia de justicia, aun cuando los actores involucrados esgrimen razones históricas o ideológicas. Mantener la memoria y la justicia no es sólo una cuestión de juicio histórico, sino una exigencia moral ineludible.
De acuerdo con cifras oficiales, se estima que 197 personas fueron desaparecidas durante este periodo, un legado que aún pesa sobre la sociedad toda.
Enfrentar este pasado con una mirada honesta y conciliadora es construir un futuro, esto es cierto pero debe estar basado en la verdad. Esto lo ha demostrado la experiencia internacional, la justicia transicional, centrada en la verdad, reparación y memoria, es fundamental para sanar las heridas de una sociedad.
Los procesos políticos de salida hacia la democracia, posteriores a una dictadura, basados en una “pacificación” impuesta mediante la ley, donde una amnistía “general” le impone una mordaza a la historia, siempre fracasan. Un ejemplo notable es España, que sufrió casi cuatro décadas de represión bajo la dictadura de Francisco Franco (1939-1975), un régimen que dejó miles de desaparecidos y víctimas de represión política.
Tras la muerte del dictador España optó por un proceso de transición que también impuso una Ley de Amnistía que bloqueó las investigaciones judiciales, este enfoque, aunque permitió una transición política sin conflictos, generó un vacío en términos de justicia y verdad, que persiste hasta hoy.
En Uruguay, el proceso ha sido complejo, doloroso y lento. Nos ha costado como sociedad despertar a los hechos, desde el “aquí no pasó nada”, al “algo habrán hecho”, la ley de Caducidad, a la Comisión para la Paz, cuyo mayor aporte fue reconocer por parte del estado que sí existía el problema, a llegar a los juicios y la cárcel de Domingo Arena.
Un periplo dominado por el principio de mentir y desviar el camino a la verdad, todo dentro de un “pacto de silencio” tan impenetrable como sorprendente, por parte de quienes han sido responsables de la violación de los derechos de los ciudadanos.
Hemos aprendido que el silencio tiene más de un sonido, cada 20 de mayo se ha convertido en una prueba de esto, un símbolo de una demanda colectiva que creció con el tiempo, de mano de la liberación de miles de rehenes de la dictadura, que se desconocían como tales, que liberaron sus conciencias sumando su grito al silencio.
En situaciones de opresión, la verdad y la justicia no son solo cuestiones de interpretación, sino de la búsqueda de una respuesta en comunidad, el abordaje de esta etapa oscura de nuestra historia no solo implica narrar los hechos, sino también reflexionar sobre cómo construimos un discurso ético que honre a las víctimas y fortalezca la democracia.
Mientras tanto las agujas del reloj de la historia siguen su marcha poniendo distancia con los hechos, muriendo los perpetradores y los familiares de las víctimas, multiplicando el silencio, perpetuando el delito.