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Vinos envenenados: El cabo suelto que condujo a Zabala

Vinos envenenados: El cabo suelto que condujo a Zabala

La Justicia procesó con prisión al subcomisario retirado Ricardo Zabala por el asesinato de Cecilia Fontana de Heber, ocurrido en 1978, durante la dictadura cívico militar. El procesamiento de Zabala, que se rige por el viejo Código del Proceso Penal, fue dictado por la jueza Silvia Urioste el viernes pasado tras el pedido del fiscal especializado en delitos de lesa humanidad, Ricardo Perciballe.

En su pedido de procesamiento, emitido en diciembre de 2023, Perciballe señaló a Zabala por haber formado «parte del grupo de conjurados que premeditadamente orquestaron la remisión de las botellas con veneno hacia tres reconocidos opositores políticos al régimen dictatorial«.

Puntualizó que esta entrega resultó en la muerte de Fontana pero que «pudieron haber corrido igual suerte los destinatarios de las otras botellas y aun quienes estos convidaran con la bebida».

Zabala, condenado como coautor del homicidio, fue detenido en Maldonado, departamento en el que reside  y trasladado al centro de reclusión Nº 8 de Domingo Arena en donde están recluidos militares y policías por delitos de lesa humanidad.

Cecilia Fontana, de 49 años, murió envenenada tras beber de una botella de vino que había sido dirigida a su esposo Mario Heber.  El dirigente blanco fue el objetivo de un ataque que también incluía a los también dirigentes del Partido Nacional Luis Alberto Lacalle Herrera y Carlos Julio Pereyra.

El Fosdrin y la tarjeta

A estos tres dirigentes les llegaron botellas de vino contaminadas con un pesticida que por entonces se comercializaba con el nombre de Fosdrin, una para cada uno, con una tarjeta que traía una leyenda: “El jueves 31 brindaremos por la Patria, en su nueva etapa MDN”. Las botellas se repartieron, pero solo Fontana probó el vino en su casa. La dosis elevada del veneno causó su muerte.

La prueba más fuerte para acusar a Zabala como el responsable de esta entrega fue la presencia de sus huellas dactilares en una de las botellas, un hecho que se conoció diez años después del crimen.

En diálogo con El Explorador, Perciballe señaló que el caso debió ser investigado por parte de la dirección de Homicidios que en ese entonces estaba a cargo de Yamandú Castro. Sin embargo, “no siguió el curso que correspondía y quedó bajo la órbita de Víctor Castiglioni (Dirección Nacional de Información e Inteligencia) y Hugo Campos Hermida (Director de la Brigada de Narcóticos). Este grupo formó parte del núcleo duro de la represión, que fueron los mismos que actuaron en Buenos Aires, que fueron los mismos que mataron a Michelini y a Gutiérrez Ruiz”.

“En ese grupo estaba Ricardo Zabala, que es el imputado actualmente, porque Campos Hermida murió y precisamente ese grupo de investigadores empezó a investigar el caso no sabemos cómo o de qué manera pero sí hay indicios claro que la investigación no fue por el curso que correspondía”, afirmó Perciballe.

“Lo que constatamos y es la teoría de la fiscalía es que los propios investigadores de la causa fueron parte del organismo que ejecutó a la víctima”, agregó.

Perciballe explicó que Zabala “dejó sus huellas en la botella que llegó al domicilio de Cecilia Fontana pero “quedó constatado que las huellas no eran de la investigación sino que fueron anteriores”.

Trazabilidad de las botellas

Consultado sobre cómo se pudo determinar eso, respondió que fue como consecuencia de un estudio pormenorizado de la trazabilidad de cada botella “y ese era el cabo perdido que tenían ellos porque a esa botella nunca accedieron”.

“En la investigación se fue probando por dónde pasaron esas botellas. La botella que llegó al domicilio de Fontana de Heber nunca la tuvieron los investigadores, porque al domicilio llegó la 9ª porque era la que correspondía y Policía Científica y ellos fueron los que levantaron la botella, se la llevaron e hicieron el informe. Esa botella quedó siempre en manos de Científica y no pasó por la mano de los investigadores”, agregó.

Ese informe se conoció enseguida, pero apareció diez años cuando se retoma la causa en 1988. “La causa tuvo una investigación inicial en 1978 y se archivó. Luego, se desarchivó, en 1988 se pide toda la información que haya, a Información e Inteligencia, etc. Y aparece ese informe pericial que no estuvo en su momento”.

Posteriormente, en esa causa, la Fiscalía designa a un oficial del caso, que es un integrante del equipo especializado auxiliar de la justicia y del Ministerio Público. “Este oficial hizo toda la investigación con respecto a la trazabilidad de todas las botellas. Una de las botellas, por ejemplo, tenía las huellas del Dr. Lacalle Herrera, lógicamente, porque él fue uno de los que la recibió.

Esa huella es correcta. Aparte se hizo la trazabilidad de como esa botella fue por distintos lugares. Pero la otra, la que llegó al domicilio de Fontana de Heber nunca pudo ser tocada por los investigadores. Salvo por el accionar tendiente a matar”. 

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