Montevideo recibió al ONE Strength
Por: Paulo Soria – Columnista Invitado
La llegada del buque quedó marcada como un hito para la logística del Río de la Plata y para la terminal especializada de contenedores Terminal Cuenca del Plata (TCP). El puerto de Montevideo recibió por primera vez al ONE Strength, un coloso marítimo de 336 metros de eslora, 51 metros de manga, 160.200 toneladas y capacidad aproximada de 14.000 TEU, lo que lo convierte en el buque portacontenedores más grande que haya operado en aguas uruguayas y el primero de una nueva generación proyectada para combustibles alternativos.
Su llegada materializa una etapa de madurez en la relación entre Ocean Network Express (ONE) y TCP, y vuelve a poner en agenda los debates sobre infraestructura, dragado y competitividad en un mercado de escala global cada vez más exigente.
El acto oficial, realizado en el muelle principal de TCP, contó con la presencia de figuras del gobierno nacional y del sistema portuario: la ministra de Transporte y Obras Públicas, Lucía Etcheverry; la ministra de Industria, Fernanda Cardona; la subsecretaria de Transporte, Claudia Peris, así como autoridades de la Administración Nacional de Puertos, representantes diplomáticos de Bélgica y el embajador de Japón, Kenichi Okada, país donde fue construido el buque. También asistieron trabajadores portuarios, operadores logísticos, despachantes de aduana, clientes de la naviera y referentes privados del comercio exterior, formando un mosaico institucional que refleja el ecosistema que sostiene la cadena marítima del país.
Una nave que redefine la escala del puerto
El primero en tomar la palabra fue Kenneth Pauwels, gerente general de Katoen Natie en Uruguay, quien dio la bienvenida formal al buque presentándolo como “la gran protagonista del día: la dama ONE Strength”. El ejecutivo destacó el desafío operativo que significó su arribo, que no solo exigió coordinación técnica, sino también planificación estratégica entre la terminal, autoridades y la naviera.
Pauwels recordó que este acontecimiento ocurre tres años después del arribo del ONE Amazon, con 12.000 TEU, que en su momento también representó un antes y un después. “Hoy celebramos no solo la llegada del barco más grande que haya operado aquí. Celebramos la consistencia de un vínculo de largo plazo entre ONE y TCP, basado en respeto, confianza y ambición compartida por la excelencia”, afirmó.
El directivo repasó los avances de la expansión portuaria, inversión que supera los US$ 500 millones e incluye muelles de 1.400 metros, cuatro posiciones de atraque, dragado previsto a 14 metros y renovación tecnológica integral. Entre las adquisiciones destaca la incorporación de 32 straddle carriers híbridas, nuevas grúas, manipuladores para contenedores vacíos y la implementación del sistema operativo Navis, un salto cualitativo en digitalización y eficiencia.
“Cada recalada del ONE Strength será un recordatorio de la responsabilidad colectiva de asegurar la conectividad marítima del Uruguay hacia el futuro”, concluyó Pauwels.
ONE Strength: la nueva dimensión operativa
El gerente general de ONE Uruguay, Pablo Domínguez, profundizó sobre las características técnicas del buque. Diseñado para conectar el Lejano Oriente con Sudamérica, cuenta con 1.800 enchufes para contenedores refrigerados, pieza fundamental para la agroexportación -carnes, cítricos, pulpa cítrica, pescados- que constituyen el núcleo del comercio exterior nacional. Su paso por Montevideo implicará 1.000 movimientos operativos entre importación, exportación y transbordo, confirmando a la capital como escala estratégica en la región.
Domínguez recordó que hace tres décadas los buques que operaban en Montevideo rondaban los 1.400 contenedores, diez veces menos que la capacidad del Strength. “Multiplicamos por diez nuestro propio límite histórico”, señaló para ilustrar la evolución del sistema y el salto técnico alcanzado.
El barco pertenece a la categoría Neopanamax, lo que le permite transitar por el Canal de Panamá tras su ampliación, y destaca por su diseño sustentable. Su estructura está preparada para operar con metanol y amoníaco, combustibles de nueva generación. Posee casco optimizado, dispositivos de ahorro energético, gestión inteligente de consumo y conexión a red eléctrica en muelle, permitiendo operaciones de cero emisiones durante su estancia en puerto.
El ONE Strength forma parte de una serie de 20 embarcaciones diseñadas bajo los mismos criterios. El segundo de la clase, ONE Synergy, hará escala en enero de 2026.
El arribo del ONE Strength no fue simplemente un acontecimiento visual o anecdótico, digno de la fotografía aérea y de los discursos formales frente al muelle. Fue, en esencia, un mensaje. Un recordatorio de que la escala del comercio internacional ya no se adapta a la geografía de los países, sino que exige que los países adapten su infraestructura a la escala del comercio. Su presencia en Montevideo funcionó como un termómetro de capacidad, pero también como una alarma suave -oportuna- para no perder el ritmo que la región impone.
Escenario marítimo
Porque el ONE Strength, más allá de su tamaño, habla de otra cosa: habla de un escenario marítimo que cambió para siempre. Los flujos globales ya no se detienen en puertos que no garanticen eficiencia, interoperabilidad digital, profundidades mínimas, tiempos cortos y costos previsibles. El océano es una red económica, no una escena. Y en esa red, cada escala puede quedarse -o perderse- con la misma velocidad con la que un barco levanta amarras.
Su llegada encapsula una pregunta central para Uruguay: ¿queremos ser puerto final, o queremos ser puerto nodo? La diferencia es sustancial. Un puerto final recibe barcos; un puerto nodo conecta regiones, crea rutas, distribuye cargas, y ancla inversiones que multiplican trabajo, tecnología e industria complementaria. Un nodo no vive del buque que viene, vive del que vuelve.
Hoy Montevideo demostró que tiene la capacidad técnica para recibir al mayor portacontenedores de su historia. Pero esa es solo la mitad del camino. La otra mitad -la más compleja, la más estratégica- comienza ahora: sostenerlo.
Para ello será imprescindible consolidar cuatro pilares:
- Dragado permanente y estable a 14 metros: No como obra, sino como política de Estado. El calado dejó de ser un privilegio técnico para transformarse en un requisito de mercado.
- Tarifas competitivas y productividad creciente: el tránsito internacional no elige por simpatía, elige por costo-beneficio. El desafío no es atraer un buque, es evitar que otro puerto lo haga mejor.
- Innovación tecnológica continua: la logística del siglo XXI no es solo infraestructura física, es software, trazabilidad, datos en tiempo real, automatización y decisiones respaldadas por algoritmos.
Uruguay en la logística del Sur
El ONE Strength fue, entonces, mucho más que una escala inaugural. Fue un ensayo general del futuro. Una demostración de que Uruguay puede jugar en la primera división logística del Atlántico Sur, siempre que no confunda una conquista puntual con un destino asegurado.
Porque el océano ya no espera barcos pequeños. Porque la región ya no compite por lo que produce un país, sino por lo que transborda. Porque el futuro no llega, atraca. Y si el puerto está preparado, vuelve.
La llegada del ONE Strength fue una postal que rápidamente recorrió redes, medios y grupos de WhatsApp. Pero las postales son apenas un instante; lo que importa es lo que sigue después. Porque detrás del barco más grande que amarró en Montevideo llegó algo más profundo: una exigencia.
No se trata solo de que Uruguay pudo operar un coloso de 14.000 TEU. Se trata de si Uruguay quiere que esto sea normalidad o excepción. Ser puerto de escala es recibir barcos grandes. Ser hub logístico es retenerlos, multiplicarlos y convertirlos en rutina. Esa es la frontera que hoy se abrió.
El ONE Strength nos recuerda que el comercio global no negocia con nostalgias, negocia con eficiencia, con profundidad de canal, con costos y tiempos medibles. Si Montevideo quiere consolidarse como nodo del Atlántico Sur, la infraestructura, las tarifas, la productividad y la integración con el hinterland deben convertirse en política sostenida, no en reacción circunstancial.
La postal fue hermosa, sí. Pero sería trágico que solo quede como fotografía. El barco vino, descargó, embarcó, zarpó. Lo que importa ahora es que vuelva. Y que detrás de él vengan otros veinte. Otros cincuenta.
No celebramos un arribo. Celebramos la oportunidad. El espejo está dado. La decisión -como en todo camino estratégico- es nuestra.
Uruguay, en esta recalada histórica, no solo recibió un buque. Y en él, posiblemente, se refleje todo lo que aún está por construir.




